LOGARO es el acrónimo de una artesana textil, Lola García Romanelli, y reúne en estas tres sílabas esas cualidades esenciales con las que un buen tejedor debe enfrentar su labor: creatividad, grandes dosis de paciencia y empeño, habilidad y técnica.

Lola comenzó su andadura textil en la infancia, de la mano de técnicas tradicionales como frivolité, tejido de punto, ganchillo y ganchillo con horquilla. Su familia tiene una larga vida dentro de la industria textil en el País Vasco, lo que ha enriquecido esa base tradicional. Sin embargo la parte más innovadora le llega por sus estudios de ingeniería, patronaje industrial y formación en retacería en escuelas de Madrid, Barcelona y Estados Unidos, lo que ha potenciado su lado creativo. Su trayectoria profesional arranca en 1992 con la creación de un taller textil aparte de trabajando con diseñadores de diferentes áreas de la moda. Es en 1998, al obtener su certificado de artesano cuando crea su propia marca, Logaro.

Actualmente, todo su saber adquirido después de tantos años de estudio además de experiencias lo emplea en un espacio confeccionado a su medida en las galerías Centrales de Orense: HILOKUNE, una tienda de lanas seleccionadas según criterios de calidad, sostenibilidad y diseño, que también acoge el Estudio Textil Logaro, centro neurálgico de Hilokune, taller creativo de Lola y escuela en la que transmitir todo su conocimiento.

¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de ti misma con unas agujas en la mano y rodeada de lana?

Sólo tenía 5 años, pero son momentos inolvidables. Recuerdo que mi madre tenía por aquel entonces una caja llena de rulos para moldear el pelo con sus respectivos pinchitos para sujetarlos, y yo aprendí a tejer sola con ellos. Ella tejía profesionalmente pero nunca me enseñó como hacerlo, así que aprendí yo sola observándola y con sus pinchitos del pelo tejía a escondidas en los rincones para que no me viese.

¿Si pudieses regresar a este momento, qué consejo tejeril te darías?

Haber preguntado si me enseñaba, (risas..). No obstante ser autodidacta me proporcionó las bases necesarias para posicionarme perfectamente en el tejido, para reconocer que es lo que ocurre en cada momento en todos los puntos que lo construyen. El mío fue un aprendizaje de observación y comprensión, en el cual sigo creyendo y además comunico a diario a mis alumnos.

Cómo creadora seguro que tienes algún recurso original para afrontar tu proceso de trabajo. ¿Qué es lo que te inspira y cómo lo consigues materializar? ¿Existe un método LOGARO?

Suelo decir que los materiales en ocasiones me hablan, al tocarlos y observarlos me sugieren cosas y suelo dejarme llevar por ellos. Pero existen otros procesos, cuando trabajas para otra persona. En estos casos es la persona quien establece los materiales y las dimensiones, con lo cual hay que acotarse en esos datos y consensuar hasta llegar al diseño final. Cada proyecto tiene su situación particular y yo me adapto con mucha facilidad, se podría decir que soy bastante camaleónica en mis maneras de enfrentar un diseño, pero no sé si eso se puede considerar un método.

Tus diseños demuestran, entre otras muchas cosas, que eres una tejedora a la que le apasiona la técnica lo que se traduce en amplio conocimiento. Explícanos algún proceso (¡sí, uno más!), que consideres imprescindible por sencillo e ingenioso y que a ti nunca te falle.

Los tensores, me refiero a los dedos que manejan la tensión del hilo cuando tejes. Practico diariamente en mi taller diferentes formas de tejer en función del proyecto que esté realizando, el material, el punto… Prefiero no tejer siempre de la misma manera, cada sistema de tejido le aporta características diferentes al punto, cada lana tiene su tensión y una forma adecuada de llevar los hilos que consigue que ese tejido quede mejor. Aprender a controlar las tensiones y generar uniformidad, o no, en los proyectos, controlando esa situación a tu antojo para mí es muy, muy importante. Por eso recomiendo a todos mis alumnos que no se cierren a un solo sistema o forma de tejer, les animo a que las prueben todas y aprendan a controlar esos matices. Cuantas más dinámicas pruebes y observes, más control sobre el tejido tendrás, y en esto los tensores juegan un papel muy importante (aquí podría estar hablando horas con ejemplos ,risas..)

¿Qué cualidades de tu personalidad se reflejan en tus creaciones?

Pasión, pragmatismo, imaginación, habilidad, constancia, alegría.

A nosotros nos gustan todos tus diseños, ¿tienes alguno del que te sientas especialmente orgullosa? Si es así, ¿por qué?

Siempre estoy orgullosa de mis últimas creaciones ya que son las que demuestran mi evolución y crecimiento. Ahora mismo estoy muy satisfecha con mis tres últimas piezas:
– Toscana Sweater por lo transgresor y anárquico en su desarrollo de confección.
– Chal Auria por trabajar con estructuras ensamblables. Este es un diseño muy personal, muy mío, y después de ver la gran aceptación que ha tenido en Barcelona Knits, escuchar todas esas palabras amables que ha inspirado… me siento muy feliz con esta pieza.
-Y Tulip Shawl por desarrollar una forma de tejer el punto brioche muy diferente a los estándares actuales y que defino como “briochepro”. También por su representación gráfica, más sintética y visual, pero con alcance para plasmar todas las partes del desarrollo del proyecto.

Se habla mucho de comunidad en el mundo tejeril. ¿Te sientes parte de este todo o te consideras un espíritu libre? ¿Tienes algún referente dentro de este universo del punto, alguien a quien admires?

Me considero un espíritu libre, mis inquietudes tejeriles son, como bien decías, la técnica, el control sobre el tejido y los retos personales. Me apasiona desarrollar combinaciones que me resulten inquietantes y con las que sé que mis alumnos van a disfrutar tejiendo.

En cuanto a diseñadores cuyo trabajo me conmueva… soy un poco “Dorita”(risas..) con los nombres, pero me gustan diseñadores como Tashashu Gordon, Kieran Foley, Alice Starmore, y más conocidos como Nancy Marchant o Westknit.